martes, 26 de noviembre de 2013

EL MAÍZ MEXICANO


México, el cuarto país con mayor biodiversidad del planeta.

El país de origen de productos que se consumen en todo el mundo, como el maíz.

Sin embargo, en la actualidad importa gran parte de este maíz a Estados Unidos, que llega contaminado con transgénicos. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo puede pasar un país de ser el primer productor mundial de maíz a depender de las importaciones?

 

La mala gestión de las políticas públicas de desarrollo rural y los ajustes estructurales desde los años 70, potenciaron este giro espasmódico en el mercado del maíz. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la gestión de la deuda externa o el cambio de uso de gran parte del maíz para agrocombustibles, repercutieron en el descenso de los precios y la pérdida de Soberanía Alimentaria del pueblo mexicano. La agricultura familiar y de subsistencia cada vez tuvo menos peso y el sector pasó a depender de grandes empresas.

En 2009 el gobierno mexicano aprobó las primeras siembras experimentales de maíz transgénico, y en 2012 se dieron permisos a empresas transnacionales como Monsanto, para su cultivo de manera legal. Esto supone la irreversible contaminación del banco de semillas nativas o silvestres de México y de todo el mundo, pues allí se encuentra el origen de todas las variedades de maíz que se consumen en el resto del planeta.

Recientemente, se ha recibido una gran noticia en relación con la suspensión, por parte del gobierno mexicano, de la emisión de permisos a transnacionales como Monsanto, Pioneer o Syngenta para la siembra de maíz transgénico a escala experimental, piloto y comercial en México. 

Estos logros se alcanzan gracias al trabajo diario de movimientos e iniciativas de resistencia que trabajan en el país, como el la Campaña “Sin maíz no hay país” o el Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca.

En 2012, según los datos del MAGRAMA, el 30% del maíz cultivado en España fue transgénico. El resto de agricultores y agricultoras que emplean semilla ecológica o convencional, corren el riesgo de ver contaminados sus cultivos. Aquí también existen plataformas de resistencia como son, entre otras, la Asociación de Aragón de Amigos del Maíz de Consumo Humano y semilla de Alfalfa o la Plataforma Andalucía Libre de Transgénicos.